La humanidad necesita hacer cambios «rápidos» y de «gran alcance» si quiere que el calentamiento global se quede dentro de unos umbrales manejables. Fue la advertencia que el IPCC, el grupo de científicos que radiografían el cambio climático para la ONU, lanzó hace poco más de un mes. Y esos cambios deben ir encaminados a reducciones fuertes de los gases de efecto invernadero de forma inminente.

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Los combustibles fósiles (como la gasolina y el diésel) están en el punto de mira de la Comisión Europea, el Parlamento de la UE y algunos países, dentro y fuera de Europa. El Ministerio para la Transición Ecológica de España prepara la futura ley de cambio climático y, entre las medidas que propone, está vetar las ventas de coches de gasolina y diésel a partir de 2040. En 2050, según las previsiones de ese departamento, deberían dejar de circular turismos que emitan CO2. 

Varios países, como Reino Unido o Francia, manejan calendarios similares. Pero 2040 es demasiado tarde. Al menos, es lo que se desprende del informe sobre la UE elaborado por la organización Transport & Environment, una federación especializada en transporte sostenible de la que forman parte medio centenar de ONG europeas. «Europa debe vender su último coche de motor de combustión interna durante los primeros años de la década de 2030 para poder descarbonizar su transporte en 2050 y cumplir así el objetivo del Acuerdo de París», señala esta federación. 

El informe resalta la importancia de tomar medidas concretas para reducir la utilización del coche como un arma en la lucha contra el cambio climático (y la contaminación). Por ejemplo, aumentar los impuestos de los combustibles fósiles, primar el coche compartido o crear zonas de tráfico restringido en las ciudades. Pero el documento advierte de que incluso con un «paquete de medidas de reducción de la demanda» se lograría, como máximo, una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los coches del 28% en 2050. Por eso, si Europa quiere cumplir con el Acuerdo de París y con las recomendaciones del IPCC se necesita acabar con las ventas de vehículos de combustión en 2035 «a más tardar».

«Si queremos evitar un peligroso cambio climático tenemos que cambiar el mercado de coches eléctricos mucho más rápido de lo propuesto ahora», apunta Thomas Earl, analista de Transport & Environment. En concreto, las propuestas que tiene sobre la mesa la Comisión Europea para 2025 y 2030 suponen solo el 60% del esfuerzo necesario para cumplir con el Acuerdo de París. 

Míriam Zaitegui, experta en políticas de cambio climático de la organización Ecodes, resalta que en el caso de España la fecha propuesta por el Gobierno en el borrador de ley de cambio climático es también «insuficiente» y debería adelantarse a 2035. Sin embargo, la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, defendió este miércoles en el Congreso que 2040 es una «buena fecha».

Política de impuestos

El informe de Transport & Environment propone varias medidas concretas a los gobernantes de la UE; por ejemplo, que se reformen las políticas tributarias nacionales para «acelerar la transición» hacia los vehículos de emisiones cero. Se trataría de adoptar políticas similares a las que se aplican en Noruega para igualar el coste de los coches eléctricos y los de combustión interna. O crear una red amplia europea de recarga de vehículos eléctricos y potenciar la industria de fabricación de baterías en la UE, un negocio que ahora controla China.

Transport & Environment analiza varias alternativas de turismos, como los que emplean hidrógeno y biocarburantes. Pero concluye que la alternativa más eficiente para las próximas décadas es la de los coches eléctricos.

El informe resalta que, aunque en 2035 solo se vendieran turismos de emisiones cero, la flota restante seguirá activa y emitiendo millones de toneladas incluso en 2050. Por eso se necesitarán medidas para «acelerar la renovación de la flota». Por ejemplo, limitar la antigüedad de los coches a la hora de circular, planes de apoyo a la retirada de los vehículos más viejos o la creación de zonas de emisión dentro de las ciudades.